Clays en la Bodega Aráoz de Lamadrid
Orígenes de las Ánforas en la Vinificación
Las ánforas fueron empleadas desde la antigüedad por civilizaciones como los egipcios, fenicios, griegos y romanos para la fermentación, almacenamiento y transporte del vino. Fabricadas en barro cocido, estas vasijas ofrecían una solución eficiente para la conservación del líquido, protegiéndolo de la oxidación y permitiendo su fácil manipulación en largas travesías comerciales.
Los primeros registros del uso de ánforas en la vinificación datan de hace más de 6.000 años en la región del Cáucaso, específicamente en Georgia, considerada una de las cunas del vino. Allí, las ánforas, llamadas qvevris, se enterraban bajo tierra para proporcionar estabilidad térmica durante la fermentación y crianza.
El Uso de Ánforas en la Vinificación moderna
En los últimos años, ha habido un resurgimiento en el uso de ánforas en la elaboración de vinos, impulsado por bodegas que buscan métodos ancestrales para lograr una expresión más pura del terroir. En países como Italia, España, Francia, Argentina, Chile, Uruguay, Bolivia y Perú, enólogos han incorporado estas vasijas en sus procesos para obtener vinos con características diferenciadas.
Las ánforas modernas pueden estar fabricadas con barro cocido, gres o incluso cemento, cada uno aportando diferentes propiedades a la crianza del vino. En algunos casos, se habla de clay vessels (recipientes de arcilla), un término que abarca cualquier contenedor hecho de este material, incluyendo ánforas, qvevris y tinajas. Algunas ventajas de su uso incluyen:
- Microoxigenación natural: A diferencia del acero inoxidable, las ánforas permiten una ligera permeabilidad al oxígeno, similar a las barricas de roble, pero sin aportar notas de madera.
- Neutralidad aromática: No modifican el perfil del vino con sabores externos, resaltando la tipicidad de la uva.
- Regulación térmica: Mantienen temperaturas más estables durante la fermentación y crianza.
- Sostenibilidad: Son reutilizables y representan una alternativa ecológica frente a las barricas de roble, cuyo proceso de producción implica el uso de madera.
Tipos de Vinos Criados en Ánforas
Los vinos elaborados en ánforas suelen destacarse por su frescura, textura sedosa y expresión varietal nítida. Este método se aplica tanto a vinos blancos como tintos, pero es especialmente común en la producción de vinos naranjos, elaborados con maceración de pieles en blancos.
El uso de ánforas en la guarda del vino es una práctica ancestral que ha encontrado su lugar en la enología moderna. Su capacidad para resaltar la pureza de la fruta y el terroir, junto con su impacto ecológico positivo, las convierten en una alternativa cada vez más valorada en el sector vitivinícola. Así, esta tradición milenaria sigue vigente, ofreciendo ofrecer vinos con un perfil distintivo, conexión con la historia vitivinícola y perspectiva fascinante sobre el pasado y el futuro del vino.
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