El 1 de agosto se celebra el Día Internacional del Albariño, una cepa blanca que ha sabido conquistar tanto a los amantes de los vinos frescos y aromáticos como a los paladares más exigentes de la alta gastronomía. Su día internacional coincide con el inicio de la tradicional Festa do Albariño en Cambados, en la provincia de Pontevedra, Galicia, una de las regiones más emblemáticas en la producción de este vino blanco que expresa con claridad el espíritu atlántico.
Un poco de historia: por qué el 1 de agosto
El origen de esta celebración se remonta a 1953, cuando dos amigos bodegueros gallegos decidieron hacer una competencia informal para ver quién elaboraba el mejor vino de Albariño. Con los años, esa apuesta entre colegas se convirtió en una fiesta popular que hoy convoca a miles de visitantes en la localidad de Cambados, considerada la capital mundial del Albariño. La Festa do Albariño fue oficializada en 1977 y desde entonces se ha consolidado como una de las ferias vitivinícolas más importantes de España. Así, el 1 de agosto fue adoptado como fecha de referencia internacional para homenajear esta variedad tan particular.
Características del Albariño
El Albariño es una variedad de uva blanca originaria del noroeste de España, especialmente cultivada en la Denominación de Origen Rías Baixas. También ha encontrado una excelente adaptación en Portugal, bajo el nombre de Alvarinho, y en otras regiones del mundo como California, Uruguay y el sur de Brasil.
Se trata de una uva de piel gruesa, con racimos pequeños y compactos. Los vinos elaborados con Albariño son intensamente aromáticos, con notas de frutas de carozo como durazno blanco, cítricos, flores blancas y un característico fondo mineral y salino que refleja el clima atlántico y los suelos graníticos donde suele cultivarse.
En boca, el Albariño se presenta fresco, con acidez marcada, cuerpo medio y una textura untuosa que lo hace sumamente versátil para maridar. Su perfil combina muy bien con gastronomías costeras, platos especiados y preparaciones cremosas.
Maridajes que realzan su carácter
El Albariño es uno de esos vinos que se luce tanto con platos clásicos como con combinaciones inesperadas. Si bien suele asociarse con productos del mar, su equilibrio entre acidez y textura permite pensar en maridajes creativos, tanto tradicionales como contemporáneos.
Algunas sugerencias:
- Mariscos frescos y pescados blancos a la plancha
- Ceviches, tiraditos y sushi
- Quesos suaves como el de cabra o quesos gallegos
- Arroces con frutos de mar
- Tapas con aceite de oliva, albahaca y aceitunas
- Humita cremosa, al plato o en chala, como guiño a nuestra cocina regional
- Mollejas a la parrilla con un toque de limón: una combinación por contraste, donde la acidez del Albariño equilibra la untuosidad de las mollejas y realza sus sabores
Un vino fresco y vibrante
Aunque su estilo fresco y vibrante lo convierte en el compañero ideal de los días cálidos, el Albariño es un vino que se disfruta todo el año. Su expresividad, su identidad marcada y su versatilidad gastronómica lo han transformado en un verdadero embajador de Galicia y un referente de los vinos blancos a nivel internacional.
En esta fecha, desde Vinos y Pasiones celebramos la riqueza de las uvas blancas, la conexión entre el vino y el territorio, y el placer de brindar con un vino que nos habla del mar, del viento y de la cultura vitivinícola atlántica.
Abrir una botella de Albariño es también una invitación a viajar con los sentidos. Hoy es un buen día para descubrirlo, redescubrirlo y compartirlo.
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