Cuando los primeros rayos de sol acarician la tierra fría, la vid despierta: brotes verdes emergen tímidamente, prometiendo nuevas hojas, flores y fruto. Es el renacer del ciclo anual, el momento en que la viña vuelve a latir.
Así la primavera se prende de la planta y ella retoma su ciclo anual.
En este proceso es importante que luego de la poda hayan quedado sólo los brotes que van a ser necesarios para de este modo evitar exceso de uvas y vegetación.
Las fechas de brotación tienen que ver con cada variedad de uva, puede variar y se dan en la primavera.
¿Qué es la brotación?
La brotación es ese instante mágico en primavera cuando, después de la poda, las yemas comenzaron a despertar y aparecen los primeros brotes. Es el punto de partida del crecimiento, el preludio de la floración y el fruto. Cada variedad de uva tiene su propio calendario: unas brotan antes, otras más tarde, dependiendo del frío, la altitud, el suelo y la ubicación geográfica.
Riesgos que acechan
Una de las mayores amenazas de esta etapa son las heladas primaverales. En regiones como Mendoza, Patagonia pueden extenderse hasta diciembre, y si los brotes están muy expuestos, pueden perderse flores, ramas o frutos enteros.
Cuando la viña está en pendiente, el aire frío se desplaza hacia abajo, lo que ayuda; los suelos más bajos suelen acumular aire frío, y eso puede ser un problema.
También hay que controlar el exceso de vegetación: si tras la poda quedaron demasiados brotes, la vid agota recursos, se reduce la calidad del fruto y aumenta el riesgo de enfermedades.
Técnicas de protección
El riesgo de las heladas es complejo, en muchos casos obliga a que enólogos/as, ingenieros agrónomos y personas encargadas de los viñedos a estar en alerta aún de madrugada.
Se suman noches sin dormir, por eso siempre es tan importante que cuando abras una botella de vino tengas en cuenta cuánto trabajo hay detrás de ella.
Hay diferentes métodos que se utilizan para combartir las heladas.
– Suelen colocarse «barreras» de aire, es decir árboles (en la Patagonia y otras regiones son muy comunes los álamos) ,arbustos o terraplenes.
– Se recomienda una poda que ubique los racimos a mayor altura del terreno esto es para proteger la vid, también que la misma se efectúe tardíamente para que la brotación se retrase.
– Riego por aspersión: por medio de aspersores se aplica una película de agua sobre las uvas que se congela y así el mismo hielo es el que protege a los frutos y a las hojas de temperaturas inferiores a los cero grados. Esta técnica tiene que tener cuidado cuando comenzar, cuando detenerla y la cantidad de agua a emplear.
– Riego de superficie: a veces se realiza un riego por inundación o “manto”, así el agua libera lentamente su calor al enfriarse, la contra es que si la helada se prolonga, se forma hielo. Si bien su costo es bajo puede traer enfermedades por humedad de las raíces.
– Calor: se brinda calor a través de calentadores, es decir tachos con carbón en las puntas de las hileras que se prenden y generan un microclima, se sube la temperatura del aire que rodea a las plantas.
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Dedicamos esta entrada a quienes caminan y resguardan los viñedos de nuestra querida Argentina.
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