Luego de un desafiante 2023 marcado por las heladas tardías, estamos emocionados de compartir que la añada 2024 ha sido excepcional. Alejandro «Colo» Sejanovich, enólogo en jefe y propietario de la Bodega Mil Suelos, describe esta cosecha como «la que quisieran todos los viticultores y productores de vino».
El invierno de 2023 trajo mucha humedad y nieve en la Cordillera de los Andes, resultando en vides saludables, sin problemas de sanidad durante la primavera y con suficiente agua para el riego.
Las temperaturas nocturnas, aunque ligeramente más húmedas, no causaron las heladas dañinas que ocurrieron en la temporada anterior. En general, el clima fue templado y, aunque las temperaturas medias fueron cálidas, no hubo olas de calor significativas.
Los rendimientos de la cosecha 2024 fueron considerablemente superiores a los del año pasado. La vendimia se retrasó entre 10 y 15 días, permitiendo una maduración lenta y resultando en vinos equilibrados.
Analizando zona por zona, nuestros vinos blancos del Valle de Uco de la cosecha 2024 se están mostrando con muchísima frescura tanto en el paladar como en lo aromático, presentando aromas florales, cítricos y a frutas blancas, con una marcada mineralidad y salinidad según los suelos y varietales.
En el caso de los tintos de la misma zona, dependiendo del viñedo, su ubicación y el suelo, algunos vinos tienen más frescura y otros más madurez, pero todos presentan un excelente balance de acidez y concentración. Los tintos de altura destacan por su gran intensidad de frutos rojos y aromas florales a violetas, además de su elegancia y frescura, y exhiben una alta concentración de taninos y un color violáceo intenso.
En los viñedos de Estancia los Cardones en Tolombón (Salta), la cosecha 2024 se adelantó debido a una menor producción comparada con el año pasado. Por el contrario, en el viñedo Huichaira de Jujuy, que da origen a nuestro vino Cielo Arriba, la cosecha fue más tardía, ofreciendo uvas con gran potencia aromática.
El trabajo en el viñedo no se detiene en invierno, siendo la poda una actividad clave. Durante esta labor, eliminamos ramificaciones para mantener el crecimiento de la vid bajo control. La poda determina tanto la cantidad como la calidad de las uvas en la próxima vendimia, y una poda defectuosa puede afectar negativamente la producción futura de manera irreversible.
Alejandro «Colo» Sejanovich explica: «En la poda decidimos planta por planta la cantidad de yemas a dejar. A una planta vigorosa se le dejan más yemas que a una más débil, buscando un equilibrio. Esto también se decide en función de si buscamos más o menos producción de uvas, teniendo en cuenta las condiciones climáticas y la fertilización. En un viñedo orgánico, por ejemplo, tal vez se puedan dejar más yemas».
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