Foto, crédito: Bodegas Bianchi
Hoy te hablamos sobre maridajes con vino. Esta bebida, siempre con moderación, es un alimento que forma parte de nuestra cultura y tradiciones.
Desde tiempos ancestrales, el vino ha sido considerado un acompañante ideal para realzar los sabores de distintos platos. A través del maridaje, buscamos crear una experiencia sensorial única que resalte tanto la bebida como la comida.
El maridaje es el arte de armonizar sabores, texturas e intensidades, logrando que tanto el vino (u otra bebida) como el plato brillen en cada bocado. Ya sea por similitud o por contraste, como en la vida misma, los opuestos también pueden atraerse.
Algunos ejemplos de maridajes:
Espumantes: Elegancia y Frescura
- Brut Nature o Extra Brut: Ostras, sushi, ceviche, quesos frescos o frutos secos.
- Rosado espumante: Salmón ahumado, carpaccio de atún o ensaladas con mariscos.
- Demi-Sec o espumante dulce: Postres a base de frutas, tartas de durazno o una crème brûlée.
Vinos Blancos: Frescura y Ligereza
- Torrontés: Empanadas salteñas, cocina asiática especiada o quesos suaves y de cabra.
- Sauvignon Blanc: Ensaladas frescas, mariscos, ceviche o queso de cabra.
- Chardonnay con crianza en barrica: Pollo al horno, risotto de hongos o salmón a la manteca.
- Riesling: Comida tailandesa, platos agridulces o quesos azules.
- Albariño: Mariscos, ceviche o pescados blancos.
Vinos Rosados: Versatilidad y Frescura
- Rosado seco: Paella, sushi, pizzas o carnes blancas a la parrilla.
- Rosado frutado: Ensaladas con frutas, pastas ligeras o quesos frescos, pizzas, charcutería en general.
- Rosado espumante: Tapas, bruschettas o ceviche.
Tanto los espumantes, vinos blancos y rosados son ideales para abrir boca en una comida entre amigos, cena formal o hasta cerca de la parrilla en el encuentro familiar de los domingos. Sirven como copa de recepción antes de la comida.
Vinos Tintos: Estructura e Intensidad
- Pinot Noir: Carnes blancas, atún rojo o risotto de hongos.
- Malbec: Asado, carnes rojas a la parrilla, pastas con salsas intensas o empanadas de carne.
- Cabernet Sauvignon: Cordero, quesos maduros o guisos con especias.
- Merlot: Goulash, ragús o verduras grilladas (cebolla, pimientos, tomate, champiñones, zapallo, papas, berenjenas).
- Syrah: Costillas de cerdo, estofados o quesos curados.
- Tannat: Cabrito al horno de barro, chivito malargüino o spaghetti arrabbiata.
Vinos dulces y fortificados: El Broche de oro
- Vino de Oporto: Chocolate amargo, quesos fuertes o frutos secos.
- Sauternes: Foie gras, quesos azules o postres con frutas.
- Moscato: Postres ligeros, tartas de frutas o quesos cremosos.
Lo mejor del maridaje es que es subjetivo. La clave está en experimentar, en conocer variedad de platos y de vinos, dejarse llevar por los aromas y sabores que más te gustan, jugar, creer en tu instinto y disfrutar del camino.
¡Animate a explorar con los maridajes y transformá cada comida en una experiencia inolvidable!
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